Aquí os dejo el pedazo de vida de octubre:
Una vez más con sentimiento, Parte II
a. k. a. Vishous No Es Mi Espíritu Animal
Mientras estoy de pie frente a Vishous en la sala de billar, me acuerdo de algo que leí hace un tiempo que decía que la fobia más común de los seres humanos es hablar delante de grandes grupos de personas. Al parecer, ¿también es una pesadilla que la gente tiene de vez en cuando? Lo que me parece interesante de ambos es que si bien tengo toda una serie de fallos de encendido defectuosos neurológicos a los que tengo que hacer frente sobre una base regular, uno de los pocos que no poseo es el de hablar en público.
¿Lo que no me gusta? Conversación cercana, uno a uno... Caramba, mientras V me mira con superioridad, con esos ojos estrechados y fijos en mí, recuerdo precisamente por qué no me gustan las conversaciones íntimas. Mientras me mira, es como si estuviera dentro de mi cerebro, viendo en las grietas que no me interesa examinar, trazando algún tipo de reordenación de mis muebles mentales, deambulando y encendiendo las luces a voluntad.
En realidad, me siento como si un cuchillo gamma recorriera mi materia gris. Es tan malo, preferiría estar en un cóctel... y eso es decir mucho.
—No, no eres mi favorito —me aclaro la garganta mientras lo corrijo—. Y estoy aquí para ver a Lassiter. Quizá voy a... uhm, ¿está Fritz aquí? —espera, ya he dicho todo eso. Y ya he visto al mayordomo—. Yo podría, ah...
Sip, la única forma de empeorar esto es que él está sonriendo ahora. Lo que significa una de dos cosas: 1) Él está disfrutando de ese momento incómodo o 2) Él se está imaginando a sí mismo poniendo ese cigarrillo en la cuenca de mi ojo o algo.
¿Puedo irme a casa ahora mismo?, pienso para mí misma...
—No sé por qué no puedes simplemente admitirlo.
Su pronunciación tiene casi un acento de Europa del este enroscado; parte inglés, parte francés, con algo de alemán. Es porque él es un miembro de la aristocracia por crianza... aunque encuentro curioso que él tenga vocales altivas de la glymera y consonantes arqueadas considerando que nunca ha pasado demasiado tiempo alrededor de ellos. No hay dudas de que es de haber estado en la Hermandad todos estos siglos... de nuevo, no me extrañaría que la Virgen Escribana haya enlazado sonidos como los de la realeza europea en su cadena de ADN específica.
—Z es mi favorito —añado. Aunque, en este momento, la cita de la caja de bombones de Forest Gump pasa por mi cabeza: Los Hermanos, no puedes elegir solo uno. Espero, ¿quizá eso es del anuncio de Lays? Oh, Dios, estoy perdiendo la cabeza —. Siempre ha sido Z para mí.
—Lo bueno es que él no lo sabe —V toma una inhalación y mantiene el humo. Después habla a través de la exhalación —. Él odia que la gente se acerque demasiado.
Mi ira alcanza su máximo, a pesar de que sé que eso es lo que Vishous está buscando.
—No seas… —¿Realmente voy a decir eso? Uhm, sip—. No seas gilipollas.
—Oh, no voy a decírselo —él aplasta el cigarrillo en un cenicero de Hermes en equilibro sobre el borde de la mesa de billar—. No puedo creer que pienses que lo haría.
—Sí, claro. Como eres tan humanitario.
—En lo más mínimo.
—Así que entiendes mi preocupación.
—Nop. ¿Y ves? Este es otro ejemplo de cómo no entiendes. Tú, me importa una mierda. ¿Mi hermano, por otro lado? No me interesa que se vuelva loco. Esta última es la razón por la que voy a guardar silencio.
—¿Y te preguntas por qué no estás en la parte superior de mi lista?
—Nunca. Porque eso es una mentira. Sin embargo, me parece curioso que no puedas decir la verdad.
—Estamos dando vueltas en círculo ahora mismo.
—No, estamos todavía de pie.
Mientras señala con la mano nuestros pies que, de hecho, están inmóviles, realmente, verdaderamente... quiero darle un rodillazo en las pelotas -o en la única que él tiene. No sigo el impulso, sobre todo porque, conociendo mi suerte, fallaría y me rompería la rótula de la rodilla en el lado inferior de la mesa. Seamos sinceros, aunque ninguno de los hermanos ha levantado nunca la mano contra una mujer o una hembra... ¿realmente quiero probar esa teoría con el Sr. Irritante?
—No soy irritante.
—¿Vas a salir de mi cabeza? —espeto
Yyyyy esto es lo que ocurre con nosotros. Constantemente. Con cada escena. Y es por eso que AMANTE DESATADO fue la peor experiencia de escritura en mi vida.
—Disfruta de tu ángel —murmura mientras coge su cenicero y se aparta de mí —. Y de tus delirios.
—¡No estoy loca! —le grito a su espalda.
—Pasas todos tus días hablando con personajes de ficción.
—¡Si fueras ficticio, no me volverías loca! ¡Harías lo que te digo y cuidarías tus maneras!
En las jambas ornamentadas del arco del vestíbulo, me mira por encima de su hombro y ladea una ceja.
—Cuando quiera que supliques, te lo diré.
—¡Vas a hacer que beba!
Él no mira hacia atrás de nuevo. Solo sale a través del vestíbulo con su maldito y apestosamente ridículo mal hábito -que en realidad huele fantástico-, su actitud altiva, aunque para ser justos, es descendiente de una deidad, y su aire dominante.
Espera, ¿dónde estaba?
Con un gemido, apoyo mi inexistente trasero en el borde de la mesa de billar y me froto los ojos. No he tomado ninguna bebida desde que tenía unos diecinueve y nada, absolutamente nada, va a hacer que tome nada de alcohol. Honestamente, siempre he pensado que el sabor es desagradable, pero también no quiero gastar calorías y, más de dos, no me gusta estar difusa. Pero, tío, él hace que quiera...
Bueno, no sé qué, pero es grande, desordenado y probablemente consiste en lazar pasteles como en un episodio de I Love Lucy.
¿Lo peor de todo? ¿Lo realmente peor de todo? Él tiene razón. A pesar de las discusiones y la difícil situación... absolutamente lo adoro. Hasta tal punto que, si tuviera favoritos, tendría que admitir que bajo Z, justo debajo de Zsadist, separados por un pelo... estaría ese horror con perilla y tatuajes en la sien, el capullo elitista que todo lo sabe. No puedo explicar por qué tengo tanta afinidad por algo que me irrita como lo hace él... ¿Masoquismo? ¿Inseguridad? ¿Porque siempre siento como si tuviera que probarme a mí misma con él y es el tipo de desafío que encuentro irresistible? O tal vez es que soy el tipo de persona con el que la gente no suele meterse, contestar, incitar... y realmente me suele gustar y respeto a la gente que lo hace.
—¡Creo que te gusto, también! —digo en voz alta, a pesar de que no me oye —. ¡Lo hago!
—Tú eres de Beantown, ¿por qué no?
Mientras salto y tartamudeo, me fijo en Butch en la arcada y doy un respiro.
—Oh, eres tú
Butch entra en la sala de billar y se ve increíble esta noche, vestido con un traje de seda azul oscuro al estilo Monte Carlo, no Las Vegas. Su camisa blanco hielo está abierta en el cuello y huele como una revista para colonia, algo delicioso y caro. Y, oh, esos ojos avellana. ¿Sabes?, una vez conocí a un tipo que tenía los ojos color avellana de Butch... él tocaba en el Fort Ticonderoga Fife & Drum Corps y era un chico malo con una cara para morirse. La mezcla perfecta para volver loca a una joven de dieciséis años durante un verano, especialmente con ese atuendo colonial americano.
—Así que acaba de salir, ¿eh? —Butch asiente—. Mi muchacho, V, es así.
—Hueles el humo entonces.
—Seh, saliendo de tus orejas —sonríe, exponiendo el diente astillado —. Siempre sé cuándo vosotros dos habéis estado juntos en un espacio cerrado. Él vuelve a su ordenador y juega a World os Warcraft durante horas.
Retrocedo. Es un poco difícil pensar que tengo algún efecto sobre Vishpus.
—¿En serio?
—Seh. ¿Así que cómo estás?
Adoro el acento de Boston. Me hace pensar en El indomable Will Hunting, una de mis películas favoritas. Y también en Ciudad de ladrones, otra de mis grandes favoritas (hola, desnudo Ben Affleck con tatuajes)
—Estaba bien hasta que... no, estoy bien —digo—. Fritz va a traerme bollos. ¿Qué podría estar mal? ¿Vas a la iglesia?
—En un rato, seh.
Pienso en su enorme cruz de oro y en su fe... y luego, por alguna razón, me acuerdo de él en el coche junto al río, teniendo relaciones sexuales con esa camarera mientras salía el sol sobre el Hudson. ¿Lo recuerdas? ¿Cuando ella quiso que él le dijera que la amaba y él lo hizo? Dios, fue triste. Pero la luz estaba a punto de aparecer en su vida... solo tenía que pasar por algunos retos difíciles primero. Quién lo habría pensado: el malote de Boston era pariente de Wrath. De locos.
—Ey, ¿puedo preguntarte algo? —cuando asiente y sonríe, pienso, guau, las cosas siempre han sido fáciles entre él y yo—. ¿Alguna vez ves a José de la Cruz, tu antiguo compañero de homicidios?
La cara de Butch cambia, sus rasgos se endurecen. Y, súbitamente, me arrepiento de haberle preguntado eso. No voy a hacerle de nuevo la pregunta, sin embargo, espero pacientemente la respuesta...