Otro fragmento de cuando Tohr era normal.
Tohr y Fritz en Amante Oscuro, capítulo 32, p. 292Los demás hombres se agruparon alrededor del mayordomo, cogiendo lo que les ofrecía, junto a unas servilletas, como si no quisiera que cayera nada al suelo.
¿Qué diablos era eso?
—¿Puedo pedirles un favor? —preguntó el mayordomo.
El señor Normal asintió vigorosamente.
—Trae otra bandeja de estas delicias y mataremos a quien tú quieras.
Sí, imagino que el tipo en realidad no era normal. Sólo relativamente.
El mayordomo sonrió como si se sintiera conmovido.
—Si van a desangrar al humano, ¿tendrían la amabilidad de hacerlo en el patio trasero?
—No hay problema —el señor Normal se introdujo otro crepe en la boca—. Maldición, Rhage, tienes razón: son deliciosas.
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