Tohr va a buscar a John.
Tohr y John en Amante Eterno, capítulo 20, p. 174-175—¿John? —era una voz masculina, profunda y poderosa—. John, sé que estás ahí. Me llamo Tohr. Me conociste hace dos noches.
John frunció el ceño y luego hizo una mueca de dolor al sentir una punzada en las sienes. De repente, como si alguien hubiera abierto la compuerta de una esclusa, recordó haber ido a algún lugar subterráneo y haber conocido allí a un hombre alto vestido de cuero. Con Mary y Bella.
Al evocar los recuerdos, algo todavía más profundo se agitó en su interior. Algo situado en el nivel de sus sueños. Algo antiguo...
—He venido a hablar contigo. ¿Me permites entrar?
Con el arma en la mano, John fue hasta la puerta y la abrió, manteniendo la cadena en su lugar. Tuvo que levantar la cabeza para mirar al hombre a los ojos azules y metálicos. Le vino a la mente una palabra, pero no entendió su significado.
Hermano.
—¿Quieres poner el segura al arma, hijo?
John meneó la cabeza, atrapado entre el eco del extraño recuerdo que bailaba en su mente y lo que había frente a él: un hombre de aspecto amenazador vestido de cuero.
—Está bien. Por lo menos ten cuidado, no me apuntes. No pareces muy experto en el manejo de esa cosa y no quiero salir de aquí con un agujero en el cuerpo —el hombre miró la cadena—. ¿Vas a dejarme entrar o no?
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