Otra escenita para el recuerdo.
Wrath y Tohr en Amante Oscuro, capítulo 32, p. 287-288—Hermanos, tenemos dos asuntos que atender —miró fijamente a Tohr a la cara—. He ofendido gravemente a uno de vosotros. De acuerdo con eso, ofrezco a Tohrment un rythe.
Tohr dio un respingo y prestó atención. El resto de los hermanos estaban igual de sorprendidos.
Se trataba de un acto sin precedentes, y él lo sabía. Un rythe era esencialmente un duelo, y la persona a quien se le ofrecía escogía el arma. Puños, daga, pistola, cadenas. Era una forma ritual de salvar el honor, tanto para el ofendido como para el ofensor. Ambos podían quedar purificados.
La conmoción en la habitación no había sido provocada por el acto en sí. Los miembros de la Hermandad estaban bastante familiarizados con el ritual. Dada su naturaleza agresiva, cada uno de ellos, en un momento u otro, había ofendido de muerte a alguien.
Pero Wrath, a pesar de todos sus pecados, nunca había ofrecido un rythe. Porque de acuerdo con la ley de los vampiros, cualquiera que levantara un brazo o un arma contra él podía ser condenado a muerte.
—Delante de estos testigos, quiero que me escuches —dijo en voz alta y clara—. Te absuelvo de las consecuencias. ¿Aceptas?
Tohr bajó la cabeza. Se llevó las manos a los bolsillos de sus pantalones de cuero y movió lentamente la cabeza.
—No puedo atacarte, mi señor.
—Y no puedes perdonarme, ¿no es así?
—No lo sé.
—No puedo culparte por eso —pero deseó que Tohr hubiera aceptado. Necesitaba un desagravio—. Te lo ofreceré de nuevo en otra ocasión.
—Y siempre me negaré.
—Así sea —Wrath lanzó a Zsadist una mirada oscura—. Ahora, acerca de tu maldita vida amorosa.
1 comentario:
Soooooo HOT!!! ^^
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